Oseas el profeta extraño

El profeta más extraño que jamás haya existido en Israel es, sin duda, Oseas. Pocos conocen su historia. Pero ella está allí, en la Biblia, en un libro que lleva su nombre, como curioso testimonio de lo que le puede pasar a alguien cautivado por Dios. Y hasta el día de hoy sigue asombrando a cuantos, desprevenidamente, se acercan a leer las Sagradas Escrituras.
Oseas era un joven israelita nacido en una ciudad norteña del país a comienzos del siglo VIII antes de Cristo.
Aunque no sabemos su profesión, la riqueza de sus sermones nos permite imaginar que era un hombre culto.
Cierto día, alrededor del año 745 a.C., Dios le dio una misteriosa orden: “Anda, toma para ti una mujer prostituta y ten hijos de prostitución” (Oseas 1.2). Aun en épocas tan liberales y permisivas como la nuestra, resultan embarazosas tales palabras en boca de Dios.Obedeciendo la voz del Señor, el joven fue y se casó con Gómer, la hija de Dibláyim, de quien terminó enamorándose.

Tres hijos nacieron de este matrimonio, dos varones y una mujer.

Al mayor lo llamó Yizreel; a la segunda, Lorujamá; y al tercero, Laommí (1.3-9).Como era previsible, Gómer no abandonó del todo sus hábitos anteriores. Y Oseas comenzó un silencioso calvario, al ver a su mujer escaparse a hurtadillas por las noches para verse con sus antiguos amantes.


Pero un día no soportó más, y luego de un juicio de divorcio la expulsó de la casa (2.4-10).Si seguimos leyendo el libro, el capítulo 3 nos depara una nueva sorpresa. Dios vuelve a hablar a Oseas: “Vete otra vez, ama a una mujer amada de un amigo y adúltera” (3.1).Esto ya resulta increíble.
¡Cómo Dios puede pedir semejante cosa! Pero ante la nueva orden, Oseas va en busca de una mujer, la compra a su marido por quince monedas de plata y la lleva a su casa.
¿Una historia inventada?El matrimonio de Oseas ha sido motivo de interminables discusiones entre los biblistas, y para solucionar el enigma que plantea se han llegado a proponer casi todas las hipótesis posibles.Para muchos, se trata de una historia verídica, es decir, realmente Dios habría ordenado a Oseas casarse con una prostituta y tener hijos con ella. La razón se debería a que, al ser la mujer de Oseas una meretriz, seguiría frecuentando noche tras noche a otros hombres; de esta manera Oseas, en su dolor de esposo engañado, descubriría lo que Dios estaba sintiendo cuando el pueblo se iba detrás de otros dioses y lo abandonaba a él (Oseas 1.2).Pero tal suposición resulta poco feliz. Ya san Jerónimo en el siglo IV comentaba: “¿Quién no se escandalizará al ver que a Oseas, el primer profeta, se le ordena tomar como mujer a una ramera, y él no se resiste?
Ni siquiera simula no querer, para dar la impresión de que ejecuta de mala gana una acción obscena.
Al contrario, cumple la orden gozosamente, como si lo estuviera deseando.
Al oír el mandato, Oseas no arruga la frente, no expresa su pena poniéndose pálido, no muestra su vergüenza enrojeciendo, sino que marcha al prostíbulo a buscarla y presto conduce a la ramera al lecho”.

Por eso san Jerónimo, junto a muchos otros comentaristas, prefirieron sostener que el matrimonio de Oseas no fue real, sino una ficción literaria, una historia inventada por algún discípulo del profeta, para dejar una enseñanza a los lectores.Sin embargo, esta postura tampoco convence.


Los estudiosos han notado, por ejemplo, que en la narración no sólo se menciona el nombre de la mujer, sino también el de su padre Dibláyim, recurso utilizado en aquella época justamente para ubicar mejor a un personaje real. Además, se dan demasiados detalles concretos (como el número de hijos, sus nombres, el dato de que era una única mujer entre dos varones) para ser un relato meramente simbólico.
Finalmente, sería ridículo que el libro presentara a Oseas como víctima de un adulterio cuando vivía feliz con su familia.No puede ser, pues, una historia inventada.Predicando con la vida Hay que admitir, entonces, que la tragedia familiar de Oseas es cierta. Pero ¿cómo evitar el escándalo de un Dios incitando a tan libidinosa obra?

Esto es posible si suponemos que no fue para experimentar la infidelidad del pueblo hacia Dios que Oseas vivió una desgracia familiar; sino que al vivir una desgracia familiar, experimentó la infidelidad del pueblo hacia Dios.

Esta hipótesis coincidiría con la mentalidad de los antiguos profetas de Israel, que solían predicar a partir de sus experiencias personales. Por lo tanto, siguiendo los detalles del libro, podemos intentar reconstruir lo sucedido con la boda de Oseas

Ariel Álvarez Valdés
Licenciado en Teología Bíblica por la Universidad Franciscana de Jerusalén (Israel),
con la distinción de Summa cum Laude y Doctor en Teología Bíblica por la Universidad Pontificia de Salamanca, España
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