¿Qué buscas siempre en mí? ¿Qué quieres darme?

Diario de mujer Me obsesionas, Señor. ¿Qué singular motivo a mí te acerca? ¿Por qué esta terca conquista sobre mi corazón esquivo? ¿Qué buscas siempre en mí? ¿Qué quieres darme? Dominas mi silenciosa casa. Te colocas detrás de cada puerta. Tras los goznes atisbas. Por los cristales me vigilas. En las noches sin luna, un halo de paloma se espesa en mi ventana. ¡Y eres tú que me acechas y te asomas! Por mi alcoba andas siempre. Antes de que mis pies la pisen ya estás tú en ella y apenas si me atrevo a desnudarme. Años atrás, frente al espejo, contemplaba mi carne. Mas entonces no estaba insistiendo en mi rostro tu mirada. En las noches que no puedo dormir tú pisas las baldosas, las bordeas hasta alcanzar mi cabecera; cuando sabes que está vivo el aliento de mi boca febril. Y si en la mano brinca el lapicero, tú miras por encima de mi hombro para ver lo que escribo y lo que nombro. Tú estás alerta entre mi sueño. Tú me robas, extingues, aminoras con empeño mi llamada, mi pálpito; me robas...