Recordando al P.Alberto Hurtado por P.esteban s.s.c.c.

P.Hurtado con los niños de Colina. inicio de construcción del Pabellón de niños









El Padre Alberto Hurtado celebrando su primera misa en la Iglesia de los jesuitas en Rue de Recollets, en Lovaina, Bélgica, el 25 de agosto de 1923. Lo asistió el Padre Álvaro Lavín, e hizo de acólito Juan Luis Edwards Sanfuentes. También asistieron Rebeca Sanfuente de Edwards, Emilio Edwards Sanfuentes, Joaquín Larraín Simkins y otros



Sentados: Alberto Hurtado, Manuel Larraín y Fernando Ochagavía. Parados: ..., Germán Domínguez y José Manuel González Vial



En el Puerto de San Antonio, en una gira de la Acción Católica, junto a Rodolfo Valdés Philips, Jorge Andwanter, Padre Fidel Araneda, Padre Gonzalo Silva Arellano, Padre Abel García Huidobro, Párroco de San Antonio


Siguiendo la huella del Padre Hurtado
La canonización del Padre Alberto Hurtado, el domingo 23 de octubre próximo, es una invitación a los católicos a seguir su ejemplo de santidad.
También es un llamado a toda la comunidad nacional para buscar una mayor justicia social y una solidaridad permanente con los más pobres. Llegó agosto, el Mes de la Solidaridad.
Este tiempo tendrá un cariz especial este año por la próxima canonización del Padre Hurtado.
La invitación es convertir a la solidaridad en una actitud permanente de vida y que no se quede sólo en palabras, conmemoraciones o recuerdos.
Hay que seguir la huella del Padre Hurtado, dijo el Pbro. Alfonso Baeza, Vicario de Pastoral Social. “El Padre Hurtado respondió, de manera extraordinaria, a prácticamente todos los desafíos de su tiempo. Motivado por el Evangelio de Jesús, Alberto Hurtado se preguntaba: ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Se sintió interpelado por la realidad de los más pobres, por eso se involucró con ellos; supo de la vida y de las injusticias que sufrían los trabajadores y campesinos, por eso se preocupó por su organización y formación fundando la Acción Sindical de Chile, Asich; reconoció el valor del trabajo intelectual y fundó la revista Mensaje; supo ver la relevancia de la educación para nuestro país y fue uno de los primeros chilenos Doctorados en esa área”. La canonización del Padre Hurtado -el domingo 23 de octubre- es una excelente oportunidad para que los chilenos sigan su ejemplo de santidad y de amor por los más necesitados. “El mejor homenaje que podemos hacerle -dijo el Padre Baeza- es que cada día seamos más solidarios con los pobres y más aún que la solidaridad se convierta en una actitud permanente en nuestras vidas, tal como nos enseñaza el Evangelio: ver en el que sufre el rostro de Jesucristo”. En el camino que marcó el Padre Hurtado

Las iniciativas solidarias son frutos de una espiritualidad centrada en Jesucristo y marcada por el ejemplo del Padre Esteban Gumucio.
El sacerdote, fallecido en el 2001, escribió sobre el Padre Hurtado: “Él poseía la sabiduría de quienes tienen bien conectada la cabeza con el corazón y las manos. Cabeza bien puesta, corazón amante, manos disponibles y eficientes. Sabía aterrizar los sueños y hacerlos pan, techo, camioneta recolectora de niños vagos… Todo cuanto sabía cosechar de la madura mies de Cristo iba a parar a la olla y corazón de los que tienen hambre

Dice ESTEBAN:

El iba adelante sin ostentación, siempre caminante.Hombre de mirada alerta, abierto al Espíritu, que sopla adonde quiere, en todo tiempo y lugar.

Iba caminando con seriedad de un profeta, con la responsabilidad de un Pastor, con la sonrisa mansa de un niño.Yo lo conocí más detenidamente en un viaje a Roma, el año 1947.

Viajaba junto con el Padre Hurtado y Don Manuel Larraín, dos hombres de Iglesia, dos corazones llenos de amor divino a este mundo tan amado de Dios.

En el aeropuerto, unos periodistas tomaron fotografías de estos tres eclesiásticos vestidos de clerygman con cuello romano y calañé negro.

En la foto aparecida al día siguiente en el Diario Ilustrado, aparecía como titular el nombre de una novela en boga: "Tres Monjes Rebeldes".

Durante el viaje yo, sacerdote joven, les escuchaba sin perder una sílaba.

Era un privilegio oír a estos dos hombres santos, que representaban el pensamiento de avanzada en la pastoral de la Iglesia.Conversaban animadamente. Sin saberlo, preparaban el Concilio Vaticano II.

Caminaban y caminaban, por caminos recién trazados. Soñaban amorosamente nuestra Iglesia servidora del mundo, temerosos de sus tardanzas, pero confiados en el Buen Pastor que conoce a sus ovejas.

El corazón apasionado del Padre Hurtado caminaba sin descanso urgido por la condición de los trabajadores y su lejanía con nuestra Iglesia.

Pensaba que no teníamos derecho a dormir un minuto más de lo indispensable...Mira, que ya viene el esposo y los pobres del mundo necesitan Jesucristo, necesitan a una Iglesia de lámparas encendidas.

Caminaban, conversando, por los libros más señeros del momento: De Lubac, Congar, Rahner, Guardino, P.Longay, Grandmaison, Schilebec, Haring, Durwell, el P.Liegè, etc...Recordaban al P.Fernando Vives, mi tío abuelo. Se paseaban por la Historia y los acontecimientos de nivel mundial y nacional.

Nada les era indiferente. Las Encíclicas sociales encendían luces impacientes sobre la política mundial y sobre nuestra pequeña y pujante política de rincón del mundo.Eran tiempos de encontradas tendencias, no menos apasionadas que las de ahora, y contradicciones entre grupos de laicos católicos y simpatizantes de Obispos de ambos bandos.

Eran tiempos de pioneros juveniles con voz ante la opinión pública, líderes de la Acción Católica y de renovadores aires en la Política de partidos. Iban y venían cartas y acusaciones Chile-Vaticano y viceversa.El Padre Alberto Caminaba, libre, firme y sonriente. Su pasión era Jesucristo, Jesucristo Inseparable de su pueblo, Jesucristo Justicia y Amor, Jesucristo y los pobres del mundo, Jesucristo y su Iglesia santa y pecadora...

Caminaba agradecido, agradeciendo, muy conscientes del sorprendente realismo de la Fe.

Era un hombre alegremente convencido de que es Dios quien invita a caminar, el que camina contigo, el que toma las iniciativas, el que te provoca el amor, el que despierta los dones e instrumentos que él mismo a puesto en tus manos. Esta es la llave de la paradoja de su personalidad.

Era fuerte, podría haber sido dominante y avasallador; su Fe lo hizo humilde y manso. Podría haber sido un activista, un enfermo de activismo; fue un verdadero hombre de acción, de aquellos que lo dan todo, pero desde la fuente pacífica y ardiente de las ración. Sin perder el encanto de su fogoso amor y de su temperamento lleno de energía, poseía una bondadosa paz alegre que le venía del temple de su fe viva. El sabía con esa sabiduría honda de cristiano verdadero que sólo a Dios le pertenece la gloria y que sin su Voluntad, todo es vanidad y aflicción del espíritu. En el Padre Hurtado, la grandiosidad
pacífica del lago interior alimentaba incesantemente el flujo de sus cascadas y dinamizaba todas las turbinas de su creatividad poderosa

.El poseía la sabiduría propia de los limpios de corazón: ellos saben encarnar los ideales de caridad solidaria en obras concretas oportunas, que responden a las urgencias del Corazón del amigo Jesús en sus necesitados. Es la sabiduría de quienes tienen bien conectada la cabeza con el corazón y las manos. Cabeza bien puesta, corazón amante, manos disponibles y eficientes. Sabía aterrizar los sueños y hacerlos pan, techo, camioneta recolectora de niños vagos, fogosa predicación de Retiros en que el Evangelio Programado arrasaba con joyas del auditorio para convertirlas en Hogar de Cristo, en Noviciado, en templo, en asilo para niños y viejos. Todo cuanto sabía cosechar de la madura mies de Cristo iba a parar a la olla y corazón de los que tienen hambre.Pero, el hombre de acción no era prisionero del tiempo. Había escogido ser atento servidor de cuantos cruzasen por su camino.

Era caminante a manera de Jesús, co-peregrino de los discípulos de Emmaus. Tenía siempre tiempo y espacio interior para escuchar. Me edificaba ver a este hombre tan ocupado en empresas cristianas de gran calibre, hacerse accesible, ponerse a escuchar sin reloj, con la misma dedicación y apertura, a un niño del colegio o de debajo de los puentes y a un personaje de la Política Nacional.

Era siempre el mismo acogedor hombre sencillo, a quien se le asomaba el corazón de amigo compasivo

. Parecía que él te daba las gracias por haber venido y que, por él, el mismo Jesús te preguntaba "¿qué venías conversando por el camino?" y tú mismo te hacías preguntas y encontrabas tus respuestas atinadas. "¿No es cierto que nuestro corazón ardía cuando caminaba con nosotros por nuestro camino?"...

Muchas personas, a través de ese Sacerdote a la escucha han reconocido a Cristo en la fracción del pan y a su vez, se han convertido en pan para otros.Durante los días de viaje en Londres, París y Roma, teníamos también tranquilos tiempos de oración

. El Señor era siempre el primer servido. En el avión, yo lo observaba por el rabillo del ojo en esos tiempos de silencio mayor que de común acuerdo nos dábamos. Comenzaba por la Liturgia de las horas; desembocaba en la Lectura de la Biblia y por fin navegaba en silencio hasta la quietud del hombre en contemplación. Otros momentos eran de estudio, reflexión y prolijos apuntes.

Pasado un buen tiempo, él y Don Manuel compartían algo de sendas lecturas y recomenzaban el vuelo de sus inquietudes y reflexiones. Aludían a Documentos y Revistas de estudio que ambos poseían en profundidad, con una prodigiosa frescura de memoria. El amor a la Iglesia condimentaba todas esas búsquedas.

Con qué convicción aparecían en sus vehementes alegatos los documentos de la Santa Sede. Ambos los llevaban en el corazón y, a veces, los esgrimían con estocadas certeras. Eran amigos en entrañable amor comuna esta nuestra Iglesia de Cristo.

Podían criticar posturas e ideas, pero nunca faltar el respeto fraterno.

Espero otro día, poder continuar estos recuerdos, que son para mi visitas de Dios con el rostro de Alberto Hurtado.


Padre Esteban Gumucio V.SS.CC

Hoy tuve la oportunidad de asistir a un encuentro en el Colegio S.S.C.C. de Concepcion donde estudian mis hijos y compartir una tertulia del Centro P.Esteban Gumucio , distintos momentos de la vida de este santo chileno junto al P.Estebanen sus memorias.

A quien conoci años atras.. hombre santo obrero del Sr. que dio la vida siguiendo los pasos de Jesus tal como lo hizo Alberto buscando el rostro amado de Cristo sufriente que pasa por la tierra ayudando a encaminar y dignificar a cada uno que va interpelando el amor de Dios por este mundo.Son testigos de Amor hombres de carne y hueso con un corazon puro sencillo bendecidos por su fidelidad al Padre ,grandes constructores del Reino nada mas que por amor al projimo entregandose con todo y para todos.

Me convence la existencia del Padre que en el todo se puede... voy entonces como una mujer santa y pecadora viviendo descubriendo este amor misericordioso experimentado en mi quehacer diario... en todo caso soy una mas del rebaño.. solo intento ser feliz...no perder la esperanza y buscar aquello que me llena para humanizarme y humanizar.....

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