Femicidio ..un clavo clavado en el corazón de Francia Jara...


Francia, con 32 semanas de embarazo, tras una discusión con su marido -quien se apresta a asumir en el Juzgado de Familia de Puerto Montt- , ingresó esa madrugada al Hospital de Castro afectada de fuertes dolores abdominales.

Se le detectó sufrimiento fetal, por lo que el equipo médico decidió realizarle una cesárea de urgencia, salvando con vida al bebé, que está bajo custodia de su padre. Sin embargo, fue necesario intervenirla nuevamente por hemorragias y serias lesiones internas.
Francia Jara no resistió la operación y falleció de un paro cardiorrespiratorio.

A pesar de la oposición de su esposo, se le practicó autopsia, señalándose como causa de muerte un hematoma retroperitoneal extenso, fractura de costillas izquierdas y discoagulopatía, además de extrañas lesiones en el cuero cabelludo.Según la declaración judicial de Verdugo, él discutió con ella, pero "en ningún momento hubo violencia física ni verbal".

Sin embargo, en la causa se acumulan testimonios que dan cuenta del carácter agresivo del hombre, citándose declaraciones de los hijos del primer matrimonio de la fallecida, asi como de otras personas bajo protección de identidad, que dan cuenta de supuestos episodios continuos de violencia intrafamiliar por parte de Verdugo en contra de su primera esposa, e incluso en contra de Francia Jara, citándose incluso que usaría cojines para sus agresiones para así no dejar huellas.Según los médicos que la atendieron, el hematoma tiene "un probable origen traumático", aunque el cuerpo no evidenciaba signos externos de violencia.Un informe posterior de Investigaciones señala que el orígen de la lesión es explicable por la acción de terceros.



Hoy fue condenado el femicida a 61 días de reclusión menor en su grado mínimo . Marcos Joaquín Verdugo Oliva se le consideró autor del cuasidelito de homicidio en la persona de Francia Jacqueline de las Mercedes Jara Peña, hecho ocurrido en Septiembre del año 2001.

La sentencia señala que Marcos Verdugo Oliva, le concedió el beneficio de la remisión condicional de la pena, es decir, él puede cumplir la condena en libertad, sujeto a la orientación y control de Gendarmería de Chile.


¡QUE VERGUENZA! !QUE INJUSTICIA! !CHILE NI SE INCOMODA POR LOS FEMICIDIOS !

A Francia....
Reproduzco esta carta enviada por Pamela Espinoza
¿Cuán dolorosa puede ser una situación para que remeza la conciencia de quienes observamos en la intimidad del diálogo, en el silencio de la vergüenza, la impunidad con que se cometen atroces barbaries contra mujeres de nuestro país?
¿qué debemos esperar para demandar una respuesta clara, justa y acorde a los tan vapuleados Derechos Humanos de las Mujeres?
¿será que debemos buscar en algún lugar de este territorio, las pruebas que nos conduzcan hacia la oportunidad de entregarnos a una lucha justa?
La Región de Los Lagos debe sentirse avergonzada por las autoridades judiciales que sentencian a un criminal como Marcos Verdugo Oliva a una condena de 61 días, luego de haber dado muerte a su esposa Francia Jara Peña.
La ciudadanía debe sentirse menoscabada con la justicia chilena, pues entrega la tuición de un niño precisamente al criminal que le arrancó a su madre.
Me van a disculpar si comencé estas líneas con estas sentencias poco decorosas, pero la situación supera cualquier estado de asombro. La situación que hemos presenciado supera cualquier formalidad, incluso en la escritura de un texto.

Disculpen los creyentes, los ateos, los agnósticos y aquellos que viven deambulando entre campañas y sondeos, pero sucede que yo ya no creo en las letras, no creo en la religión, no creo en la legislación, tampoco en los milagros.
Sólo deseo reencontrarme con aquellas que pudieran demandar por la vida de las mujeres que ya partieron.
Necesito del grito de ustedes, un clamor que me vuelva valiente en las luchas más extremas.
Miradas que me descoloquen, que me vuelvan intensa, que me quiten los pudores, que no son pocos, y que resultan demasiados a mis treinta años de edad.Quisiera pensar que no lejos de mi existe un alguien que aguarda impaciente la llegada de una noticia que revela la libertad en un país que vivió su ausencia.

Ahora que recorro la incredulidad, la farsa y la falta de cordura sólo me resta creer en Judith, muerta en Maullín, en Francia, muerta en Castro, en Silvia, muerta en Frutillar y en tantas otras, que no me alcanzaría esta primavera para terminar de nombrarlas, primavera que ya no trae la alegría de los colores sino la ausencia de aquellas que creyeron.

Aquellas que festejaron a José Calfiú, a Marcos Verdugo, a Adán Segovia y les entregaron la alegría de vivir.

Aquellas que se domesticaron a sus cuidados

Muchas que se entregaron a las caricias del olvido.

Francias y Judith que despojaron de sus memorias el anclaje de miradas de furia de sus verdugos.
Ellas, las que dejaron en un papel el reproche de la insignificancia de sus historias.

Lo hago por ellas que se regocijaron de vivir en un país democrático y justo. ¿con quién?

Es una deuda saberlo.

Antes, recorrieron estas calles rostros que clamaban por la justicia de un régimen que arrebató la alegría a muchos y muchas.

Fueron tantas historias....pero hoy, que creemos que la pesadilla se acabó nos encontramos con una justicia que nos vuelve la espalda.

Que nos enrostra nuestra situación de mujeres.Nos encontramos con legisladores que tramitan y discuten por años, una ley que sólo nos entrega la posibilidad de vivir.

Que nos permita sanar los dolores dejados en los despojos que quedan luego de las mal llamadas peleas de casadosNo nos detengamos en situaciones de dolor que ocurren a través de la ficción de una película, no nos detengamos en las lágrimas que escurren luego de su final.
Los relatos de dolor están casi en todas las calles, sólo necesitan encontrar su espacio para salir de allí y volar mecidos por estos vientos sureños, que busquen una justicia, que busquen una sentencia, que busquen un reparo justo y digno
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