RENATO HEVIA agrega sobre SANTO ALBERTO HURTADO

Alberto Hurtado fue un hombre extraordinario.
Por su fe en Dios,
en primer lugar, porque se deja transformar por ella
y fue un testimonio formidable de la fuerza que es capaz de adquirir un cristiano que se identifica tan plenamente con Jesucristo.
Y extraordinario tambien por la lucidez, coraje y amplitud de su acción solidaria.
No solo fue lucido para intuir que el problema de Chile no era fundamentalmente económico, social o pol­tico, sino humano; y que en la raíz de los problemas de todo orden hablaba una actitud de egoísmo, de intolerancia, de indolencia enormes. Fue lucido también en ver que la miseria no era algo natural, sino que teni­a causas bien claras y responsables concretos, a quienes denunciar con coraje: "Los injustos ignoran la fuerza de la justicia. Se creen poderosos cuando basta que encuentren un solo hombre justo, para que todos sus planes sean descubiertos. Apenas encuentran un grupo de justos, deben batirse en retirada, pactar, o al menos tomar la mascara de la justicia...". Pero no le bastaba con denunciar. Incitaba a la acción, una acción eficaz para superar los egoísmos y el mal social.

Particularmente fuerte fue su postura frente a lo que hoy llamáramos capitalismo salvaje: "El capitalismo cree poseer todos los derechos. LA JUSTICIA NO PARECE ESTAR SINO DE SU LADO”... "Tiene tal conciencia de ser el orden, que se imagina que la Iglesia no puede estar sino de su lado. Que se afirme tranquilamente delante de accion los derechos del hombre, nada lo molesta mas. Pero esta afirmación no basta. Es necesario organizar a los hombres para que resistan...". ¡Esto parece la proclama de un revolucionario!
En mayo de 1948, en las Semanas Sociales organizadas por la Universidad Catolica, su voz se irguio profetica y hasta terrible: "Un desorden profundo existe en las estructuras mismas de la sociedad... Mientras la vida en su contextura misma no sea moral, toda reforma esta ¡ condenada al fracaso... UNA SOCIEDAD QUE NO RESPETA AL DEBIL CONTRA EL FUERTE, al trabajador contra el especulador, que no puede reajustarse constantemente para repartir las utilidades y el trabajo entre todos, no permite al hombre corriente una vida moral. TAL SOCIEDAD ESTA EN PECADO MORTAL. No basta llamar a algunos amigos de buena voluntad para ponerlos en vías de solucionar algunos problemas: HAY QUE CAMBIAR LOS CUADROS SOCIALES. Podemos multiplicarnos cuanto queremos, pero no podemos dar abasto a tanta obra de caridad como se necesita. No tenemos bastante pan para los pobres, ni bastantes vestidos para los cesantes, ni bastante tiempo para todas las diligencias que hay que hacer. Nuestra misericordia NO BASTA, PORQUE ESTE MUNDO ESTA BASADO SOBRE LA INJUSTICIA"
Este hombre invitaba a "pensar en grande". decia: "Algunos te dirán ¡Cuidado con el orgullo...! Ah por que pensar tan grande? Pero no hay peligro: mientras mayor es la tarea, más chico se siente uno.

Vale mas tener la humildad de emprender grandes tareas con peligro de fracasar, que el orgullo de querer tener exito achicandose". Ese "pensar en grande" lo lleva a ver que los problemas del pai­s no terminarian con soluciones de parche, porque habl­a que ir a su rai­z profunda. "Nos damos cuenta, poco a poco, de que nuestro mundo necesita ser rehecho, que nuestra sociedad materialista no tiene vigor bastante para levantarse, que las conciencias han perdido el sentido del deber...

Con claridad meridiana aparece que si queremos una acción benéfica, hay que atacar en primer lugar la reforma misma de la estructura social, para hacerla moral. No podemos aceptar una sociedad en que todo esfuerzo de generosidad, de abnegación tenga que dirigirse a socorrer a seres miserables. dándole a la sociedad una estructura adaptada al hombre, a sus dimensiones reales, las miserias ser aun menos frecuentes".

San Alberto Hurtado no fue solo el sacerdote bonachón que recogió a niños del Mapocho. Fue un santo luminoso, que queri­a que el amor de Dios llegara en forma concreta a las mismi­simas estructuras de esta sociedad.

RENATO HEVIA (ATINA CHILE) 1 Alvaro Lavín, S.J., Alberto Hurtado, Su Espiritualidad, p. 2512 Entrevista a un reportero de Ercilla, citada por A. Magnet, El Padre Hurtado, p. 203. Subrayado en el texto original.3 Alvaro Lavín, S.J., o.c., p. 249.4 Alvaro Lavín, La Vocación Social del P. Hurtado, Santiago, Chile, 1978, p. 995 Citado por Juan Ochagavía, en Alberto Hurtado, su personalidad espiritual, Cuadernos de Espiri-tualidad, mayo-junio 1994, p. 36.6 Citado por Jaime Castellón, Padre Alberto Hurtado, S.J., Su Espiritualidad, Editorial Don Bosco, S.A. Santiago, Chile, 1998, p. 121.

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