No hay dolor inùtil. Ilia se fue a reunir con su hijo despùes de 33 años abrazados en la eternidad


Hace 11 dìas que ILIA se fue de esta tierra, una mujer , madre y esposa,
quien buscò por el resto de sus dìas, mientras permanecìa con nosotros, a aquel hijo que nunca volviò a su regazo .
Mario Melo, detenido desaparecido desde el 19 de septiembre de 1973.
No hubo acción que no dejara de hacer para saber qué le había pasado y dónde estaba.
Que dolor para una madre no saber del paradero del hijo, la bella estaciòn en que se hallaba cuando fue detenido en tiempos dictatoriales. Sin embargo, supo seguir amando, se reconciliaba con la vida ante algùn asomo de venganza, fue su nobleza de mujer que desterrò todo ànimo vengativo y su norte fue el mismo que caracterizaba su existencia, la justicia y la verdad. Una mujer defensora de vida.
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Pero la vida no le alcanzó a Ilia Pradenas Pérez, coordinadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Chillán, quien la tarde del martes 30 de mayo, dejó de existir.

Mucho dolor causó su partida. No sólo en su marido Mario y su hijo Carlos, sino también entre quienes compartieron con ella en la Agrupación de Chillán y en el resto de las agrupaciones de la región y del país.

Su norte era la verdad y la justicia, las mismas que otros cientos de familiares siguen buscando después de 33 años.

Ante una catedral chillaneja repleta, Ilia recibió el último adiós.
Emoción y tristeza marcaron ese momento. La misma que se vivió horas más tarde de este miércoles, en el cementerio de Concepción, hasta donde llegó un grupo más reducido, pero igualmente cercano, de familiares de detenidos desaparecidos de Concepción, Chillán, Parral, Linares, Santiago.

Mercedes Sánchez, a nombre de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Concepción habló de la amiga y compañera que estuvo en tantas jornadas de denuncia, de reflexión, de sensibilización.
La amiga y compañera que nunca dejó de buscar, que nunca dejó de luchar, que nunca dejó de hacer conciencia. Con claves rojos en las manos y entonando la canción simbólica de la agrupación, “Todavía Cantamos”, le rindieron el postrero adiós a Ilia Pradenas.

“He luchado durante 25 años, sin parar un día, trabajando en la agrupación. La desaparición de mi hijo ha significado para mí angustia, dolor, indignación, pero gracias a Dios soy creyente y estoy tranquila tratando de lograr la verdad y la justicia. Eso me tiene en pie”.

Estas palabras fueron parte de una entrevista que se le hizo en 1998 para el libro “No hay dolor inútil”, ocasión en que compartió parte de sus sentimientos y de su experiencia de vida.

Ella también vivió la represión en carne propia cuando el 1 de enero de 1974 fue detenida. Permaneció en esa calidad durante tres meses sin que nunca supiera por qué.

“Estuve tres meses en el Buen Pastor y el hecho de haber estado ahí no fue traumático, porque pude ayudar a muchas personas que estaban presas”, recordaba.

De las salidas a la calle, de las jornadas reflexivas, de las numerosas acciones de sensibilización, también tenía muchos recuerdos.

“La lucha en la dictadura fue masiva, con mística, con ganas, salíamos a las calles, hicimos huelgas de hambre, exposiciones, misas, hicimos muchas cosas...”

Todo eso con un fin claro: “Que no les toque a las nuevas generaciones algo tan terrible como esto, que nunca más vuelva a ocurrir algo así, que ninguna madre, esposa, hermana o hija vuelva a llorar la pérdida de su hijo, esposo, hermano o padre...”

Tribuna

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