ASI FUNCIONA LA LENGUA POR ANDRES GALLARDO BALLACEY


Señoras y señores


En cuestiones idiomáticas, como en todos aquellos asuntos relacionados con actividades humanas, la moda tiene mucho que ver.


Simplemente, hay dichos, palabras y hasta formas de pronunciar que, por razones diversas, se ponen de moda.

Hace no mucho, había que iniciar todo enunciado diciendo "digamos", y había que ensartar un "digamos" cada cierto tiempo, para dar continuidad, digamos, a lo que se estaba diciendo.


Ahora último, todo hecho, ya sea objeto de conversación o no, es un "tema".

Muchas modas idiomáticas son tan efímeras como el color del pelo de las damiselas.

Para ponderar las bondades de algo, hace unos cincuenta años se decía que era "picho", después se dijo "caballo" y "descueve" (expresión que se sentía grosera), y más tarde se calificó como "grosso" o "bacán" (desvirtuando el sentido argentino) lo que hoy se valora como "brígido", expresión que no va a durar más allá de unos meses antes de caer en el olvido.

Por eso, a los lingüistas no nos asustan las modas y sólo tomamos nota de ellas, por si acaso.


En algunas ocasiones, sin embargo, aparecen algunas modas que van más allá del simple capricho, pues se originan en la voluntad de instaurar justicia donde parece haber
arbitrariedad y atropello a algún aspecto de la dignidad de las personas.

Vamos viendo. Todos estamos de acuerdo en que ha habido -y hay- formas sutiles o abiertas de discriminación hacia las mujeres, o sea, actitudes machistas.

Por ejemplo, en el mismo trabajo, las mujeres ganan menos que los hombres y están subrepresentadas en los cargos de mayor poder o mayor prestigio.


Qué le vamos a hacer. Y este hecho trae una consecuencia obvia: la lengua lo refleja.

Sí señor, la lengua refleja las conductas machistas de los hablantes.

En los viejos tiempos, la gobernadora era la señora del gobernador, así como la generala era
la señora del general.


Si los tiempos cambian, la lengua también va a cambiar, y hoy día la presidenta es la mujer que
ejerce una presidencia y la embajadora es la mujer que está a cargo de una embajada.


Pero por favor, la lengua misma no es ni machista ni feminista, sino simplemente instrumento
de comunicación.

Por favor, de nuevo, no exageremos, estimados(as) amigos(as) míos(as) muy respetados(as); por favor, seamos sensatos( as), no seamos bobos(as).


La lengua tiene una categoría de género que clasifica a todos los sustantivos en masculinos o femeninos, independiente de que designen machos o hembras, y el masculino es el elemento no marcado, o sea válido para ambos, como se ve en la concordancia: "un niño y niña simpáticos",
y no "simpáticas".


Si yo me refiero a un grupo como "estimados alumnos", incluyo a las alumnas, pero se digo "estimadas alumnas" dejo fuera a los alumnos varones.



Así funciona la lengua. Insistir en ese colgajo de "os/as" es una majadería, con todo respeto, cultos(as) señores(as) lectores( as); es una pesadez que hace farragoso y bobo cualquier texto escrito o hablado, por muy bienintencionado que sea, señoras y señores.



Las damas primero, eso sí, como corresponde a un caballero.



De un Gallardo
Profesor de Castellano y Doctor en Lingüística U. de C.


Referencias : AQUI Y ACA

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