Gonzalo Meza Allende dice que se está demostrando que la ciudadanía es la que hoy día cada vez influye más en la política.

El analista político Gonzalo Meza, hijo de la diputada Isabel Allende y nieto regaloneado en la niñez por del ex Presidente de la República, Salvador Allende, realizó para EL SUR un diagnóstico de la sociedad actual, con crítica para la labor del gobierno y del empresariado, y dio su opinion respecto al escenario internacional .
Este consultor de políticas públicas saca a la luz ideas que ya se encumbraban en el gobierno de la Unidad Popular.
Sin embargo, advierte, los problemas de hoy presentan aristas nuevas, con distintas formas de expresión ciudadana y una carga internacional antes no conocida.

La imponente desigualdad y la participación ciudadana, que se manifiesta cada vez con más energía, parecen ser los principales desafíos a enfrentar.
En el Sur aparece este texto que reproduzco en su totalidad:


Democracia y desarrollo
-Antes de que asumiera la presidenta Michelle Bachelet pasábamos por un proceso de transición a la democracia.
Algunos opinaban que con Ricardo Lagos ese período concluía, dando paso al establecimiento real de esa condición.
¿Es esa la situación? -La percepción que tenemos es que más bien la democracia hace mucho tiempo que en Chile está asentada. Desde el punto de vista más académico puedes diferenciar entre los regímenes; o estás en régimen autoritario o estás en un régimen democrático.
Ahora, qué tan democrático, ése es el tema. Justamente la virtud de la democracia es que se perfecciona a sí misma, a través de las autoridades y el mandato que le otorga el pueblo a quien elige como autoridad.
-Hay distintos sectores que hilan más fino y no reconocen este período como uno de plena democracia, por diversos factores que generalmente aparecen en momentos de crisis, como la represión en las últimas protestas...
-Creemos que hay un factor que es muy importante complementar en la democracia, cual es el de la democracia participativa.
Estamos acostumbrados que la máxima participación de la ciudadanía culmina en elegir autoridades. Pero en definitiva, falta que uno pueda tener una interacción mayor con las autoridades, proponer temas, discutir, poner materias sobre la mesa y creo que eso se da a medida que la sociedad evoluciona desde el punto de vista cultural.
Ahora se está dando esta lógica de que la ciudadanía quiere sentirse partícipe de los temas y no solamente ver que hace la autoridad de manera pasiva.
En esa perspectiva, Bachelet en uno de sus puntos fuertes de campaña estableció la participación ciudadana, pero hay que ver por dónde uno canaliza esa opción.
Hoy hay muchas formas de hacerlo; en un mundo globalizado está internet, opiniones en debates televisivos, asambleas, las famosas comisiones, todas formas de participación.

Distribución del ingreso

-Chile muestra niveles de desarrollo que son admirados desde el exterior, pero ¿qué tan real es esa condición en lo cotidiano?
-La gran deficiencia que tiene el progreso económico de Chile es la distribución del ingreso, que es el gran tema pendiente. En parte se trata de equiparar, de crear cierto nivel de igualdad por medio de la instalación del bienestar social, o sea que cualquier chileno tenga asegurada su pensión cuando jubile, acceso a una buena educación, salud; principales reformas que está implementando este gobierno.
Sin embargo no está garantizado para nada de que vaya a suceder eso y tampoco esto implica que exista necesariamente lo que es netamente distribución del ingreso con mucha mayor igualdad. Nosotros terminamos en el gobierno de Lagos con un 14,1 por ciento de diferencia entre el 20 por ciento más rico y el 20 por ciento más pobre, pero si tomas eso y lo mides en extremos, entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre, la cifra se multiplica a más de 20 veces, lo cual es extremadamente grande, porque no puede ser que el 20 por ciento de Chile acceda a más del 60 por ciento del consumo nacional.

-¿Cómo lo podemos entender desde el optimismo, porque fríamente parece un problema irreversible? -Los sistemas de bienestar social que predominan en la socialdemocracia de la Unión Europea son un buen ejemplo; hay menor desigualdad, todos tienen asegurados sus derechos, pero son sistemas que por tener tanta carga de parte del Estado hoy día tienen grandes crisis económicas, porque la gente sigue activa y su longevidad sigue igual, por lo tanto hay un cuestionamiento.

Sin embargo, es la mejor forma en que funcionan los estados en términos de igualdad. Por otro lado, otros dicen que tiene que ser un sistema de libre competencia, cuyo referente más claro que tenemos todos es Estados Unidos y el sueño americano, que significa trabajar y ganar. Chile, en ese respecto, todavía tiene pendientes premisas básicas que van en busca de un equilibrio, otorgar una cobertura en cantidad y calidad de servicios.

Rol ciudadano

-¿Hay un cierto grado de optimismo a corto plazo? -De optimismo no. Yo me atrevería a decir de expectación. En cuanto a optimismo, no se pierde la esperanza, se cree que este gobierno puede hacer las cosas muy bien.
También hay expectación porque cuesta entender el sentido de decir “ahora que tenemos más dinero, vamos a guardarlo para el tiempo de vacas flacas” y mientras tanto no se invierte mucho más socialmente.
Sin embargo, hay políticas de gobierno muy definidas...; de para dónde quiere ir el proyecto.
Eso hace que también la gente tenga un cierto optimismo.
-¿El ciudadano podría adquirir un rol más preponderante?
-Creo que en estos cuatro años lo va a hacer, porque la elección de la actual mandataria no fue un acuerdo de la Concertación, ni fue preestablecido; definitivamente nadie en las cúpulas hubiera apostado por ella como Presidenta de Chile cuando era ministra o militante de base.
Eso demuestra que fue la ciudadanía la que impuso a la candidata y, por lo tanto, de esa manera se está demostrando que es la ciudadanía la que hoy día cada vez influye más en la política.

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