El caos conceptual sobre la palabra "sexualidad"
El concepto de sexualidad un tema escurridizo y polémico. Hoy es un desafío a abordar.Es un tema constante revisión.
Ya que la sexualidad es una realidad dinámica en
continuo cambio y crecimiento.
La evolución del concepto ha sido posible gracias a la contribución de los investigadores sexuales en sus diversas y variadas áreas.
- En primer lugar, porque no se trata de la sexualidad animal y instintiva. Se trata de la sexualidad humana.
- En segundo lugar, porque como complejo bio-psico-socio-cultural, la sexualidad humana ha adquirido en Occidente un nuevo significado para el hombre de la segunda mitad del siglo XX.
Consideramos que el sentido amplio de esta concepción ha modificado sustancialmente el enfoque de los problemas sexuales del hombre y la mujer introduciendo elementos que han enriquecido básicamente la comprensión de las manifestaciones normales y patológicas de la sexualidad.
La dificultad de trasmitir un concepto claro de sexualidad humana mugió desde nuestros primeros balbuceos sobre el tema, tanto por la propia falta de formación como por la carencia de material disponible de categoría científica, carácter accesible y vigencia actual.
Ausencia de una conceptualización precisa
En la naturaleza no existe la "sexualidad humana". La sexualidad humana es una abstracción, una idea, un valor.
Esta idea o valor, obviamente, satisface ciertas necesidades del mundo moderno, pues, de no ser así, nunca hubiera surgido ni sobrevivido.
Pero esta suerte de abstracciones pueden ser engañosas e informativas a la vez.
Por ejemplo, podemos llegar a creer que nuestra vida sexual está disociada del resto de nuestra vida, lo que dista mucho de ser verdad. Podemos optar por creer que nuestros problemas y desilusiones sexuales requieren soluciones sexuales, lo que muchas veces no viene al caso.
Hoy por hoy esta idea, este valor, esta abstracción, ha tomado unas dimensiones muy ricas y amplias para algunos y para otros sigue siendo pura genitalidad, coito.
El término "sexualidad Humana" es tan amplio que puede abarcar todas las instancias de la persona o tan reducido que no pasa de ser una realidad biológica genital.
Tan limitado para algunos que puede excluir casi totalmente el amor, la empatía, la compasión, la moralidad...
Además, la abstracción y la generalización que supone el pensamiento moderno sobre la sexualidad toma la experiencia erótica t la convierte en algo concreto y útil, paralizándola. Hasta este punto, el término "sexualidad humana" no sirve para describir acción sino parálisis, y no describe la vida sino la muerte.
El poder del pensamiento que abstrae y generaliza está muy bien establecido. Esta manera de pensar nos ha ayudado a organizar la sociedad, a controlar la materia y la energía y a crear nuevos campos a donde encaminar nuestros esfuerzos.
Quizá aún no se comprenda muy bien los defectos y los peligros que esto entraña para el campo sexual. Los pensadores modernos se han adueñado de la idea abstracta de la sexualidad de los victorianos u se han limitado a revertir los valores del siglo XIX sin poner en tela de juicio y profundizar más en la clarificación de este concepto tan rico y amplio y esta creando una mayor confusión que antes.
Los aportes de Freud a la comprensión del concepto "sexualidad"
Él provoca en nuestra cultura una fractura epistemológica que, al igual que en la copernicana, fija un punto de no retorno donde a partir de allí todo lo anterior es histórico.
Al descentralizar la mente del consciente y colocar el centro en el consciente y en el inconsciente nos permite comprender muchas cosas que forman parte de la sexualidad están reprimidas y almacenadas en esa estructura mental, lo que gravitará en la futura conducta sexual del individuo y en la nueva valoración del concedo de ella.
Freud provoca otra ruptura epistemológica en el campo especifico de la sexualidad cuando se refiere a la sexualidad infantil.
Demostrar que existe una sexualidad infantil significó movilizar el concepto que se tenía de que la sexualidad comenzaba en la pubertad en el momento que parecían los primeros signos de madurez genital, evidenciados por a manifestación de los caracteres sexuales secundarios.
Otro detalle que valoramos en el aporte que Freud hace a la sexología es el esclarecimiento del término sexualidad. Al decir de ella que es una fuerza dinámica que impulsa al organismo hacia un fin, le da categoría de impulso y la saca del campo instintivo.
Esto nos permite comprender que sin la fijeza del instinto nuestra forma de vivenciar y actuar la sexualidad, así como la valoración que hagamos de ella, está en relación directa con el aprendizaje.
Eso hace que la dimensión sexual humana sea idéntica para todos en su raíz biológica, pero en el modo de actuarla, valorarla, comprenderla y trascenderla, la sexualidad constituye una individualidad, lo que hace que se convierta en un elemento peculiar de la persona.V. Frankl ante el concepto cristiano de la sexualidad
La sexualidad, por formar parte del ser-existente, está inmersa en esta búsqueda de realización y sentido.
Frankl considera el estrato espiritual del hombre e introduce y subraya la importancia de la dimensión afectiva en el concepto de sexualidad.
Al referirse a la sexualidad introduce la dimensión del amor, al que jerarquiza y responsabiliza de determinar la condición humana de la sexualidad.
Al referirse a la sexualidad Frankl introduce la dimensión del amor, al que jerarquiza y responsabiliza de determinar la condición humana.
La importancia del encuentro sexual y el hecho que sobrepasa lo reproductivo para convertirse en una forma de comunicación que tiene la pareja y que le procura el logro del placer y la vivencia del otro en una intima comunidad, ha hecho que el hombre pusiese una barrera para separar la procreación y poder disfrutar de esa unión afectiva.
Frankl da al amor la categoría de elemento principal de la sexualidad humana al señalar que la caracteriza.
No considera al amor como un epifenómeno sino como un fenómeno específicamente humano que sólo pertenece al hombre, por lo que no admite comparaciones con fenómenos animales y mucho menos sacar conclusiones de ello.
Sería un epifenómeno si pensásemos que el amor es sólo una sublimación de la sexualidad.
Pero es justamente lo contrario, ya que es una condición que debe darse para que la sexualidad alcance su grado de madurez dentro del proceso normal del desarrollo del individuo.
Muchas personas utilizan la palabra "sexualidad" en momentos distintos y con muchas acepciones distintas.
La mayoría de la gente está acostumbrada a imaginar la sexualidad como una sinonimia de sexualidad.
Como algo que abarca solo los órganos genitales o como una simple expresión física.
La palabra "sexo" podría ser sencillamente: las estructuras biológicas y de género, lo que uno es.
Para superar esta concepción estrecha y restrictiva conviene entender los conceptos en su máxima amplitud.
La sexualidad es un dinamismo complejo, profundo y amplio que abarca también todo la persona: la suma de conductas y sentimientos del individuo no como ser sexuado sino como varón o mujer.
La palabra sexualidad también para la mayoría es una expresión sinónima de genitalidad.
Las expresiones o conductas de la sexualidad van mucho
más allá de las reacciones genitales y están constantemente sujetas a cambios en
razón de la experiencia y el aprendizaje sexuales.
La palabra "sexualidad la acepción principal podría vincularse con las conductas, el carácter y la cualidad del individuo humano en cuanto hombre o mujer, aceptando el uso de acepciones secundarias a medida que progresa la comprensión d e la forma en que los seres humanos se comportan, no se comportan, debería, no deberían o podrían comportarse, lo más netamente conductual, lo que uno hace.
Durante todo el ciclo vital las fuerzas fisiológicas, emocionales, sociales, religiosas y culturales condicionan la sexualidad por vías complejas e importantes, sobre todo durante la infancia temprana y avanzada.
A medida que los individuos maduran, estas influencias pueden generar una gama cada vez más amplia de actitudes, conductas y expresiones sexuales posibles.
Obsérvese el empleo del término sexual, referido a la conducta, en lugar del término sexuado, que se refiere al género.
Cosme Puerto Pascual