¡Háblame!
Que tu voz, eco del cielo,
sobre la tierra por doquier me siga...
con tal de oír tu voz, nada me importa
que el desdén en tu labio me maldiga.

¡Mírame!... Tus miradas me quemaron,
y tengo sed de ese mirar, eterno...
por ver tus ojos, que se abrase mi alma
de esa mirada en el celeste infierno.

yo te diera... no sé... ¡no tengo nada!...

toda la sangre que en mis venas arde!
¡todo lo grande que mi mente encierra!


Mas no soy para ti... ¡Si entre tus brazos
la suerte me arrojara un día,
al terrible contacto de tus labios
tal vez mi corazón... se rompería!
Y quisiera morir... ¡pero en tus brazos,
con la embriaguez de la pasión más loca,
y que mi ardiente vida se apagara
al soplo de los besos de tu boca!

Reflejándome en tí.

De fondo canta Phil Collins, If leaving me is easy
Carolonline
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