CUESTIÓN DE PREPOSICIONES Francisco De Ferari sscc


Este pequeño artículo viene a ser una especie de necesidad imperiosa por extraer de mí algo que hace tiempo me viene dando vueltas y que ha ocupado gran parte de mis pensamientos y oraciones desde hace meses. Pretendo que sea como una especie de terapia liberadora.

La opción por los pobres. Muchas veces he oído hablar de la “opción por los pobres”, es decir, del compromiso evangélico que como Iglesia que intenta seguir a Jesús hemos de asumir y encarnar en nosotros. Más aún, el mismo Dios, Padre y Madre universal, tiene un amor preferencial por todo y toda aquel que sufre, que es marginado, que es excluido de diversas maneras, por toda victima de la injusticia, situación que no quiere decir que las demás personas quedasen al margen o privadas del amor de Dios, no por favor.

Lo que sí es que Nuestro Padre y Madre ama a todos pero “desde abajo”, desde el excluido, marginado, torturado y oprimido, en fin, el mismo Jesús –hijo predilecto de Dios e imagen visible de Dios mismo– asumió aquella condición de la cual nadie jamás podrá arrebatarlo y es desde allí que anunció a toda la creación sus Buenas y liberadoras Noticias. Es desde las masas excluidas que Dios-hecho-hombre comenzó a entretejer su mensaje de amor. Pero en fin, lo que quiero plantear es lo siguiente: creo y me gusta más hablar e intentar vivir no una “opción POR los pobres”, sino más bien una “opción CON los pobres”.

La opción con los pobres. Cada vez me voy convenciendo más que la gran y transformadora preposición es “CON”. Pienso que al decir “opción POR los pobres” marca una cierta distancia y un trato que mantiene subyacente y muy escondidos ciertos criterios de dominación y paternalismo. Por un lado es una opción que alguien toma, es decir, ese alguien no necesariamente es pobre y no ha “vendido todo lo que tiene”, sino que se mantiene en un cierto pedestal más alto. Ojo que aquí no se está juzgando la intención de la persona, sino más bien estoy intentando pensar la manera del cómo me ubico frente al otro, si mi relación con el otro u otra “pobre” es horizontal o más bien vertical. Y por otro lado la “opción POR…” implica que hay en un lugar alguien que opta, alguien que asume una opción o un compromiso particular y al otro lado hay alguien que es la “meta” de ese compromiso, o mejor dicho hay un objetivo que orienta aquella opción.

A veces siento y percibo que se da una especie de dualidad muy potente y profunda que, caricaturizadamente, se puede denominar como “sujeto y objeto” (sujeto que opta y objeto que es “víctima” de aquella opción), situación que es, o puede ser, a mi parecer, muy escandalosa y anti evangélica.

A modo de ejemplo. Para ilustrar esto pondré un ejemplo de una situación que una vez me tocó presenciar. Hace un tiempo atrás se quemó parte del campamento Vista Hermosa de Lo Espejo y algunos copuchentos, como yo, fuimos a ver qué tal o qué había pasado y preguntar cómo estaba la gente, etc… Llegó también una institución muy conocida y de intenciones y compromisos notables –eso no está en cuestión– para intentar ayudar y solucionar los problemas que había allí. Se comenzó la limpieza de la zona para que volviera a ser un lugar habitable y digno. Luego comenzaron a lanzar ciertas líneas arquitectónicamente y a construir las casas. Cuando ya estaban bastante avanzados, se les acercó una dirigente vecinal y pobladora del sector para decirle al encargado de la institución que las casas no iban así y que tal como estaban pensándose ubicar no se podía vivir.

Es decir, jamás les preguntaron a las personas que vivían allí el cómo es que querían habitar, por lo tanto –a pesar de lo agradecidos por tantos jóvenes que fueron a ayudar– se sintieron pasados a llevar y violentados. En fin, lo que quiero decir es que ahí hay una clara “opción POR el pobre y sufriente” pero que no se veló por el CON, es decir, jamás se les preguntó nada y pasaron a ser, paradójicamente, unas especies de víctimas de la beneficencia eficiente, quizás extremadamente eficiente.

La preposición CON. Ante este problema muy complejo porque habla de una manera de ubicarse ante la otra persona que es agresiva, inconscientemente, para la otra, propongo la preposición CON. Ya al hablar de preposición uno plantea que hay una posición anterior, es decir, llego ante el otro de una cierta manera que me ubica al lado de él, caminando “junto con él o ella” y no como alguien que sabe más o que llega hasta él para puro enseñarles cosas o decirle cómo es que debe hacer para salir adelante. Con la preposición CON el otro, empeño la vida en hacerme hermano y compañero de aquella persona –en este caso todo y toda excluido– me juego, gasto y construyo la vida “junto con el otro”, junto con el pobre y no sólo por él, es decir, ahora somos un nosotros. El pobre ya no es un “objeto” de una opción de alguien externo, sino que es protagonista y constructor de un camino y una búsqueda del cual todos vamos recorriendo y entretejiendo.

Al decir CON el pobre, la suerte se echa con el otro y no por él. Las búsquedas, los criterios, la reflexión y la liberación se hacen juntos y desde abajo, kenóticamente, y en el momento del encuentro ambos llegan en igualdad de condiciones, podemos relacionarnos de manera horizontal, podemos sentarnos a la misma mesa redonda para que no hayan personajes en ninguna cabecera, ahora somos –o intentamos ser– verdaderamente hermanos.

La opción personal de Jesús. Me queda claro también que es muy necesaria la “opción POR…” porque se podría decir que es un paso anterior, pero uno no puede ni debe quedarse en aquella posición. Al revisar la misma vida de Jesús nos damos cuenta de que él opta POR los pobres –a pesar de su condición Divina– (Filipenses 2, 5-11), pero él va más allá y se queda en el CON y en el COMO ellos y es desde allí que emprende la vida y la lucha cotidiana. Siento que la opción CON el pobre es mucho más interpelante y cuestionadora porque exige una unión, o intento de unión total con el otro y crear y recrear la historia con él. Mientras que en la opción POR él, yo podría seguir viviendo, cual político mediocre, en las comodidades de mi vida, fomentando así un trato y una relación siempre vertical y, por lo mismo, siempre distante. Continuaría arrebatando a los pobres las Buenas Noticias que primeramente a ellos y por ellos fue anunciada (el caso de los sencillos pastores a quienes se les anunció que el Mesías había nacido).

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