Nuestros adolescentes muchas veces piden a gritos les mostremos el camino, sólo que muchas veces este mensaje parece contradictorio.

Pauli, una buena amiga, sicóloga de nuestro colegio( donde asisten nuestros hijos/as) ; siempre nos anima a enfrentar la vida, desde nuestras familias uniparentales, recuerdo alguna vez nos hizo ver que no existe la madre o el padre perfecto y que no hay receta alguna que nos la diga con exactitud.

Sin embargo, aclaró que habiendo un cúmulo de documentaciones existentes en la actualidad que están relacionadas con la crianza y el justo equilibrio, nos indican la necesidad de estar atentas, presentes, madres participativas de la vida de los hijos e hijas; que sin duda no es lo mismo “estar en” que “estar con”, así por ejemplo, se puede decir que no es lo mismo estar en casa que estar con los hijos en casa… Es la forma de vivenciar el nido vacío del chiquillo con nosotros/as al lado sin interactuarse.

Y que dar para recibir no es cuestión de cantidad, no es cuestión de responder cuantas horas de estar con los hijos, cuantos permisos otorgar o cuantas oportunidades promover…más bien, cuando y cómo dar…por qué dar y para qué.

A veces, sucede que nosotros /as definimos las circunstancias exactas de cuándo dar permiso, sin embargo, según el momento y la circunstancia el valor de ese permiso aumenta o disminuye…

¿cuántas veces vale más una indiferencia que restar un permiso?... por eso es importante establecer un contrato que vaya adecuándose a los cambios evolutivos tanto de los niños, jóvenes, como de los padres y familia. Estar atentas, reconozco que una enormidad de veces no lo estoy.

Por ejemplo, Paulina nos decía que con un niño pequeño se podrá definir este contrato con mayor autoridad que con un adolescente, pues este último requiere considerar su necesidad de diálogo y de espacio…en cambio el niño más pequeño necesita padres y madres que le dirijan con mayor exactitud el camino…eso sí, no existe edad de crianza (o sea, antes de la independencia)
donde los contratos no deban existir…inclusive nuestros adolescentes muchas veces piden a gritos que nosotros/as les mostremos el camino, sólo que muchas veces este mensaje parece contradictorio. Hay que ponerse en el otro lado, reconozco se me olvida lo rebelde que fuí.

La tarea no es cómoda, al contrario, lo trascendental, es hacerla todos los días, como los hijos que van al colegio: la permanencia y constancia hacen menos difícil enfrentar la prueba…

Saludos de una niña vieja.
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