"A mí no me tocaron huevitos de pascua" Gonzalo Duarte ss.cc.

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Nunca me regalaron, cuando niño, huevitos de Pascua. Es una pena. Pero en aquel tiempo no era costumbre entre nosotros. O, más bien, era costumbre sólo en las familias de origen alemán o de Europa del Norte.

Gracias a la sociedad de consumo en que ahora vivimos, los huevitos de pascua abundan. En los supermercados están por rumas. Hay niños que se enferman “de la guata” de tanto comerlos (y algunos grandes también). Pero muchos ni siquiera saben por qué en la fiesta de Pascua de Resurrección hay “huevitos de Pascua”.

Hoy día la cristiandad festeja la Resurrección de Jesucristo. El mismo que fue crucificado, muerto y sepultado, “rompe las ataduras de la muerte” y resurge con Vida Nueva y abundante para todos los que lo acogen como su Salvador y Redentor. Esto es motivo de gozo y alegría inmensos, y causa de gran esperanza.

¿Cómo explicarle esto a los niños?

Nuestros abuelitos, que vivían en tiempos en muchos aspectos más sanos y sabios que los nuestros, descubrieron que el nacimiento de los pollitos era un hermoso y fino ejemplo para explicar el Misterio de la Resurrección de Jesús. Cumplido el tiempo, el pollito mismo rompe la cáscara del huevo que lo contiene y sale de inmediato caminando. Una vida nueva ha llegado a nuestro mundo. Es motivo de alegría. El Señor Jesucristo, cumplido el tiempo de su sepultura, rompe las ataduras de la muerte y se levanta vivo y glorioso para alegría de quienes creen en Él y como fuente de Vida Nueva para todos.

Hoy día los niños conocen los huevos sólo en las bandejas en que vienen en los supermercados, y los pollos, sólo faenados y por presas. Muchos a lo mejor nunca han visto un pollo vivo caminando por el campo y desde ya jamás han ido a sacar del tibio nido un huevo recién puesto. Y muchos menos se han extasiado al contemplar el nacimiento de un pollito.

Regalémosle a nuestros niños huevitos de Pascua. También a los mayores a quienes queremos. Ojalá en este día nadie se quedara sin su huevito. Pero “regalémosle” también el sentido de este hermoso signo: la Vida Nueva y abundante que brota para todos de la Resurrección de Cristo nuestro Señor. La Vida que Él quiere compartir con nosotros y que todos estamos llamados a compartir con los demás.

Les deseo a todos una Feliz y Santa Pascua de Resurrección.
Afectuosamente,

† Gonzalo Duarte García de Cortázar ss.cc.
Obispo de Valparaíso

Fuente: Comunicaciones de Valparaíso

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