La Cremación es aceptada por la Iglesia Católica

¿Qué dice la doctrina católica sobre la cremación de cadáveres?

(Apuntes de mi interés)
Acerca de la Cremación que tanto inquiete a algunos católicos déjenme exponer que esta es aceptada por la IGLESIA católica. Es de ayuda sostener la lectura del Catecismo en el artículo 479. Que responde a la pregunta ¿Cómo deben ser tratados los cuerpos de los difuntos? (2300-2301) Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad. La cremación de los mismos está permitida, si se hace sin poner en cuestión la fe en la Resurrección de los cuerpos.
Hoy, la cremación es parte de un servicio fúnebre plenamente admitida por la Santa Iglesia Católica. En 1963 el papa Paulo VI levantó la prohibición de la cremación, y en 1966 aprobó que los sacerdotes católicos tengan posibilidad de participar en ceremonias de cremación.

Acerca de la Resurrección de los cuerpos en el artículo 1000 Este "cómo" sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:
Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección (San Ireneo de Lyon, haer. 4, 18, 4-5).

Y el artículo 1007 La muerte es el final de la vida terrena. Nuestras vidas están medidas por el tiempo, en el curso del cual cambiamos, envejecemos y como en todos los seres vivos de la tierra, al final aparece la muerte como terminación normal de la vida. Este aspecto de la muerte da urgencia a nuestras vidas: el recuerdo de nuestra mortalidad sirve también par hacernos pensar que no contamos más que con un tiempo limitado para llevar a término nuestra vida:
Acuérdate de tu Creador en tus días mozos, ... mientras no vuelva el polvo a la tierra, a lo que era, y el espíritu vuelva a Dios que es quien lo dio (Qo 12, 1. 7).

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