Teología Feminista

¿Qué es la Teología Feminista? 

El gran esfuerzo de la mayoría de las teologías feministas ha sido el de denunciar el absolutismo de las interpretaciones bíblicas y teológicas del pasado, aún vigentes en la mayoría de las Iglesias. Interpretaciones absolutistas son aquellas que usan a Dios y a las Escrituras para justificar su ideología de mantenimiento de poderes y privilegios religiosos, muchas veces disfrazados con capas de santidad y solidaridad.
Esos poderes son ejercidos en nombre de Dios y son controladores de los cuerpos femeninos, tanto a nivel individual como cultural y social.
El control religioso de los cuerpos se da, en primer lugar, en el interior de la dimensión simbólica de la vida simbólica, o sea, en la estructura subjetiva, en la que valores y culpas se entrelazan y convierten a la persona en cautiva de un imaginario impuesto de afuera hacia dentro. Jugar con la voluntad de Dios para manipular cuerpos queriendo mantener un orden imaginario denominado divino es impedir el derecho al pensamiento y a la libertad.

 Afirmar a Dios como masculino, afirmar que existe una voluntad poderosa pre-existente, justificar el sacerdocio masculino a partir del sexo de Jesús, valorizar el cuerpo masculino como el único capaz de representar el cuerpo de Dios son afirmaciones teológicas aún vigentes que tocan, en forma especial, los cuerpos femeninos. 

Estas afirmaciones son, muchas veces, productoras de violencia, de exclusión y del cultivo de relaciones de sumisión ingenua a la autoridad religiosa. Lamentablemente, en este comienzo de siglo, el espacio dado a las teologías feministas está muy restringido. Su acceso a los centros de formación teológica oficial en América Latina es bastante limitado. Por eso, está ocurriendo una migración significativa de los lugares de producción teológica hacia afuera de las instituciones oficiales, ya que las formas de control eclesiástico parecen desconocer los avances vividos por las mujeres a nivel nacional y mundial.

  Situación Actual de la Iglesia católica

 Acá les dejo res puntos para que tengamos un poco más de claridad sobre la situación actual de la Iglesia Católica Romana.


 El primero de ellos tiene el objetivo de recordar que la función de las leyes eclesiásticas y de los dogmas es también ejercer una cierta contención en la vida de los fieles. Se determina qué debe ser objeto de creencia para evitar la multiplicidad de interpretaciones y conflictos, que fragmentaron y fragmentan la comunidad de fieles. Sin embargo, no se puede olvidar que las leyes, dogmas e interpretaciones nacen en contextos históricos determinados.
 Éstos son mutables y nunca deberían ser establecidos como normas absolutas o como voluntad divina, como ha ocurrido. Surge de ahí el segundo punto, que se refiere al hecho de que se legitiman esas nuevas leyes y creencias como voluntad de Dios o de Jesucristo.
Esas voluntades, según muchos, son inmutables. Se establece así un argumento de autoridad pronunciado o promulgado por el magisterio de la Iglesia.

Y el último punto que puede observarse claramente es que ese magisterio es masculino y, en general, anciano y celibatario.
Las mujeres no participan directamente de él como si por orden divina debieran ser excluidas. Esta estructura e interpretación patriarcal, considerada sagrada, dificulta los cambios más significativos en la actual cultura eclesiástica transmitida al pueblo. A partir de ahí, se puede situar la cuestión en relación con las mujeres.

El Papa Francisco tiene buena voluntad, procura entender algunas reivindicaciones de las mujeres, pero, viviendo dentro de una tradición sagrada masculina, no tiene condiciones para dar pasos revolucionarios para promover de hecho la innovación necesaria para el mundo de hoy. Él es fruto de su tiempo, de su formación clerical y de los límites que la engloban.

Me atrevo a decir que es la comunidad cristiana y, en este caso, la católica romana, esparcida por tantos lugares, la que debería ir exigiendo de sus líderes cambios de comportamiento a partir de sus vivencias. Comenzar por abajo, aunque los de arriba también pueden ayudar, en la medida en que sean más sensibles y receptivos a las señales de cada tiempo y de cada espacio, es un camino para ajustarnos a las necesidades actuales de las mujeres y de los hombres de nuestro tiempo.


 Ivone Gebara Teóloga feminista


Recopilado de entrevista dada a Adital

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